El año pasado, por Pentecostés, publicamos un post, que puede ver haciendo click aquí, sobre Pentecostés y las Almas del Purgatorio, enfocado desde el punto de vista de la espiritualidad de Santa Faustina Kowalska. No tiene sentido repetirlo, porque ya está escrito.
Este año les recomendamos que se imbuyan en la espiritualidad de Francisca Javiera del Valle, cuya vida entregada a Dios en Carrión de los Condes (Palencia, España) es un ejemplo de laboriosidad y cumplimiento exacto del deber concreto, de santificación en el humilde trabajo de costurera y sirvienta de otros, desempeñado por amor a Dios.
Tiene escritas diversas obras, de las cuales la más conocida y difundida es el Decenario al Espíritu Santo, que es el texto que les recomendamos para seguir con devoción estos días que siguen a la Ascensión y nos consuelan porque, al haber quedado huérfanos, sin la presencia física de la persona de Nuestro Señor Jesucristo resucitado, esperamos con Santa María, en el Cenáculo, la llegada del viento impetuoso, de la luz de fuego sobre la cabeza, de la divina inspiración, de la presencia del Espíritu Santo en nuestras almas.
Las almas del purgatorio se beneficiarán de esta devoción nuestra, porque se puede seguir el Decenario dándole un enfoque peculiar, muy sencillo, que es añadir a la intención propuesta por Francisca Javiera, otro más: ofrecer cada día, al mismo tiempo que se cumple con la decena, una indulgencia plenaria por algún alma del purgatorio, cada día. Se empalma así la espera al Espíritu Santo, que ahora se hace de modo simbólico y litúrgico porque el Espíritu Santo está YA en el alma en gracia de todo creyente, con la necesidad de caridad concreta y efectiva que podemos tener, cada día, con las almas del purgatorio.